Ni Juan Fernando Quintero le dejó el gol tan fácil al Pity Martínez en la histórica final de la Copa Libertadores de América en diciembre de 2018 como la última foto que el Frente de Todos le "regaló" a la oposición. 

Aún quedan en la retina y en la memoria de los ciudadanos la noticia del vacunatorio VIP, de los "pibes" que aprovecharon la rendija de una puerta abierta para recibir la tan ansiada vacuna, y también, por qué no, la despedida del ex ministro Salud nacional, Ginés González García. 

Por supuesto que también reaparecen las imágenes de los besos entre funcionarios. Las fotos de comidas entre dirigentes y sindicalistas. Los abrazos en asunciones y los velorios multimillonarios. 

Pero la foto que quedará marcada, por lo menos hasta que aparezca otra que rebrote o entierre lo que sucedió, será la que mostró el oficialismo luego del acto de Ensenada. 

Como rezan los dichos, "una imagen vale más que mil palabras" y otro, un tanto más duro, "haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago". Y de estas frases, se aferra la oposición, que le servirán de excusa para el embate electoral. 

Es que la polémica foto, donde aparecen el presidente, la vice, el gobernador, su vice, legisladores e intendentes, no se cumple ninguno de los protocolos anunciados. 

Entonces, y con razón, desde la oposición lanzaron una lluvia de críticas, donde la más ocurrente fue la diputada provincial del radicalismo, Melisa Greco, quien en su cuenta de Twitter escribió: "Ah! Pero las mamis se agolpan en la puerta de la escuela y los chicos intercambian barbijos. ¿Quién tiene la culpa? ¡El otro! No importa cuando leas esto". 

Es que, en la disputa por la presencialidad o la virtualidad, el presidente Fernández justificó su decisión bajo el concepto que "las madres y familiares se juntan y amontonan en las veredas de las escuelas"; cuestión que es cierto, pero que no despega de responsabilidades al oficialismo de la polémica foto.  

Lo extraño es la actitud y pasividad de Cristina Fernández de Kirchner, quien, se sabe, es la que lleva las riendas del frente, con el aporte del 30 por ciento de los sufragios, que no haya puesto algo de centralidad. 

Así las cosas, el Frente de Todos, al mejor estilo del masoquismo, no para en autoflagelarse con polémicas fotos y roscas internas, y Juntos por el Cambio, aprovecha y se frota las manos.