Actualidad PN | 1 oct 2024
Hipertensión arterial
Comprueban el efecto benéfico del aceite de cannabis para el tratamiento del daño cardíaco
Un equipo de investigación del CONICET demostró en un modelo experimental que la administración oral durante un mes revierte la hipertrofia cardíaca, es decir el aumento de la masa muscular del corazón provocado por esa patología. Además, contribuye a una mejora en la función del corazón y tiene capacidades antioxidantes. El hallazgo es un paso prometedor en la búsqueda de nuevas terapias
Expertos y expertas del CONICET en el Centro de Investigaciones Cardiovasculares (CIC, CONICET-UNLP) pudieron demostrar las consecuencias beneficiosas que el tratamiento con aceite de cannabis tiene sobre la hipertrofia cardíaca patológica, es decir el aumento maladaptativo –perjudicial– de la masa del corazón asociado a la hipertensión arterial. La administración oral durante un mes en un modelo animal experimental de una dosis de aceite de extrapolable a la que se utiliza actualmente en pacientes que padecen epilepsia refractaria permitió reducir la hipertrofia y el estrés oxidativo, y mejorar la población de mitocondrias –que representan el 30 por ciento de las células del corazón– contribuyendo positivamente a la función cardíaca. El hallazgo, que se configura como un hito prometedor en el camino por encontrar nuevas y mejores terapias, fue publicado recientemente en la revista científica Cannabis and Cannabinoid Research.
“A partir del establecimiento en Argentina del Registro del Programa Cannabis (REPROCANN), son muchas las personas que están utilizando aceite de cannabis con fines terapéuticos para tratar distintas dolencias, desde dolores corporales o artrosis, hasta epilepsia refractaria, pero hasta ahora no se habían estudiado sus efectos sobre el corazón, más específicamente en casos de hipertensión”, cuenta Érica Pereyra, profesional del CONICET en el CIC y primera autora de la investigación.
“Las enfermedades cardiovasculares representan la principal causa de muerte en el mundo, y el principal factor de riesgo es la hipertensión arterial”, apunta Irene Ennis, investigadora del CONICET en el CIC y responsable del equipo de trabajo, y añade: “Casi la mitad de las personas adultas son hipertensas, y un gran porcentaje no lo sabe. De aquellas que sí lo saben, solo la mitad está adecuadamente tratada y su presión arterial controlada. Entonces, si uno piensa en esos números, mucha gente de la que está tomando aceite de cannabis por distintas cuestiones es hipertensa, y puede sufrir una de las principales consecuencias de la hipertensión que es la hipertrofia o aumento patológico del músculo cardíaco, que a su vez puede redundar en un infarto de miocardio, o en insuficiencia cardíaca y muerte. Por eso nos pareció importante indagar en los efectos que tiene la administración del aceite, específicamente sobre el corazón”.
Abocado a esa tarea, el equipo trabajó sobre un modelo animal de hipertensión al que le administró por vía oral durante un mes una dosis de 10 miligramos de aceite de cannabis por kilogramo de peso, una cantidad análoga a la que se administra actualmente en tratamientos de niños y niñas que padecen epilepsia refractaria. “Es importante destacar que utilizamos uno de los aceites que se usan en tratamientos de epilepsia, porque a nivel experimental quizás es más fácil medir la acción de cada componente del aceite por separado, pero nosotros quisimos ver el efecto séquito, es decir lo que ocurre cuando se administran de manera conjunta, que es en definitiva lo que toma la gente”, subraya Ennis.
Al cabo de treinta días, el equipo comparó el estado de los corazones de los modelos animales utilizados y observó, mediante morfometría –medición– y técnicas de microscopia y ecocardiografía, una reducción significativa de su masa muscular. Asimismo, se pudo determinar la mejora de la población mitocondrial, es decir un aumento en la cantidad, dinámica y función de las mitocondrias, un tipo de organelas muy abundante en el músculo que compone al corazón que contribuye a proveerle de energía y, por tanto, favorece la función cardíaca. También se vio un aumento de la actividad antioxidante, atenuando el estrés oxidativo propio de este tipo de patologías. “Sin embargo, no encontramos cambios en la presión arterial, pese a que en otros trabajos se había descripto que este aceite podía tener un efecto hipotenso, es decir que podía bajar la presión”, comenta Pereyra.
Los resultados obtenidos alientan al equipo para avanzar, por un lado, en el estudio de otras formulaciones de aceites de cannabis que se utilizan en la actualidad y, por otro, en el análisis por separado de cada uno de sus componentes, para ver cuál de ellos es el que genera los efectos benéficos. “Con ese conocimiento, uno podría determinar qué tipo de aceite es mejor para indicar en una persona con determinada patología, o establecer más fehacientemente la dosis que debería suministrarse. Incluso, permitiría aportar información acerca de qué plantación habría que privilegiar porque ofrece mejores beneficios para este tipo de patologías”, concluye Ennis.