Por: Claudio Gómez
Hace un año Lucas Ghi inició de lleno la ruptura con Nuevo Encuentro, el partido político en el que se formó y el que lo hizo intendente en cuatro oportunidades: en 2009, cuando su jefe Martín Sabbatella le dejó el sillón municipal para irse como diputado nacional; en 2011, 2019 y 2023. En todos ellas, el sonriente joven se dejó llevar al Palacio por una fuerza con mucha militancia territorial y firmemente conducida por Sabbatella quien había sido 10 años jefe comunal.
Desde la pandemia, sin embargo, Ghi se transformó en un líbero que mostró desprecio a los militantes kirchneristas y dejó de responder los pedidos partidarios de acomodar el Gobierno al modo de gestión que distinguió al sabbatellismo. Imitando con torpeza el desaire de Axel Kicillof a su jefa Cristina Kirchner, Ghi arrancó su último mandato sin atenderle el teléfono a su referente y desplazando a Nuevo Encuentro de las áreas estratégicas del Municipio. En diciembre de 2024 concretó su jugada más arriesgada: echó del gabinete a Diego Spina, mano derecha de Sabbatella y principal armador político de Morón, quien volvió al Concejo Deliberante y fue inmediatamente electo jefe de la bancada de Fuerza Patria.
Así, el año que concluye fue bisagra para la política de Morón. Asistido o empujado por su actual Jefa de Gabinete Estefanía Franco, Ghi implementó una especie de Estado de Excepción en Morón, desplegando una cacería inédita contra los sabbatellistas con dos efectos: eliminarlos del Municipio y aterrorizar a cualquier trabajador que simpatizara con Nuevo Encuentro. El año de faena se completó con la reconstrucción de la mesa política del intendente, donde curiosamente no se destacan axelistas del Movimiento Derecho al Futuro, sino empresarios y políticos de militancia y trayectoria de derecha.
Entre VIPs y maratones
Cualquiera que haya conocido a Ghi en sus 20 años de carrera política notará la metamorfosis. Los que no hayan visto el proceso del último lustro no podrán creer que aquel joven afable, espontáneo y rozagante de mirada sincera y cara redondeada sea este parco, acelerado y estilizado señor de pómulos angulosos al que la porfía se le nota en los ojos y los gestos. Menos creerán el vuelco político entre el Ghi que supo ser un activo militante de causas feministas y éste que aún le pagaría más de 2 millones de sueldo a su exsecretario de Legal y Técnica, al que tuvo que correr cuando su propia esposa lo denunció por violencia, abuso sexual y privación de la libertad. Poco parece haber en común entre aquel Ghi defensor de la transparencia y éste, sospechado de habilitar negocios millonarios en todas las áreas de Gobierno. Casi nada queda del buen gestor que completó gran parte del plan estratégico diseñado por Sabbatella en 2005 y el actual, que consiguió que Morón se destaque por el abandono y la ausencia plena de obras públicas. La recurrente presencia de Ghi sudado en cualquier maratón contrasta con la imagen de aquel joven pulcro que atendía demandas vecinales en barrios populares.
Todo a un pleno
Pero el título de esta nota no es solo metafórico del recorrido errante de Ghi. También viene a cuento de las alianzas “estratégicas” que hizo el exsabbatellista devenido “luquista”.
Hace un año, cuando el hombre de El Palomar desplazó a Spina de la Secretaría de Gobierno también le quitó a Nuevo Encuentro la administración de la comunicación municipal, que desde 1999 manejó el sabbatellismo (con el hiato de la gestión macrista entre 2015 y 2019).
Desde la pandemia, Ghi mantenía una guerra poco silenciosa contra Spina y su ladero Fernando Torrillate, quien fue secretario de Comunicación desde 2019 hasta hace un año. La obsesión del alcalde y, en especial, de su lobista Franco era minimizar la difusión de las acciones de las áreas manejadas por Nuevo Encuentro e invisibilizar a sus responsables.
Cuando por fin Ghi mandó a Spina a su banca de concejal en el HCD y echó a Torrillate, anotó toda el área de Comunicación abajo de Franco, dándole la facultad de organizar el área. Pero la jugada fue más que un simple empoderamiento de la funcionaria a la que el cuarentón de El Palomar más escucha y obedece.
En reemplazo de los sabbatellistas, Ghi puso al frente de la Comunicación institucional al periodista deportivo local Christian Basile. Se trata de un joven sin experiencia en la gestión pública, propietario de un modesto portal de noticias y de una academia fundida de periodismo deportivo.
Pero, ¿cómo llegó un humilde trabajador de prensa a semejante cargo en uno de los municipios más importantes del conurbano bonaerense? De entrada, todos imaginaron que se trataba solo de otras de las caras nuevas que se pasean por “el cumple” del intendente en tiempos de rupturas político afectivas. Basile cubre noticias de fútbol con su portal y no sería raro que se hayan cruzado en los palcos del Nuevo Francisco Urbano, donde la fanática Franco suele llevar a Ghi para “hacer presencia” y mostrarse cerca de los plateistas del Gallito. Al intendente le encanta el mundo del fútbol y todo lo que lo rodea: desde los partidos hasta los brindis en los vestuarios, desde la indumentaria hasta los VIPs con jugadores y empresarios. Es muy comentada entre la dirigencia del club la devoción de Ghi hacia personajes como Ariel Vallejo, financista supuestamente denunciado, sponsor de El Gallo, o los artistas que se presentan en el predio del club.
Pero el fichaje del nuevo funcionario al plantel de colaboradores municipales no se habría conversado en Morón, sino mucho más al norte del conurbano, en Pilar, entre mesas reservadas de la parrilla “Tinto y soda” y una sala pegada al lobby del Hotel Sheraton de esa localidad, donde oficia de anfitrión el abogado Pablo “El Pulga” Sauro, esposo de Franco y dirigente de El Gallo. En esos rincones tampoco se habría hablado de Basile, sino de la nueva estructura de Comunicación, de la cual el periodista es solo un actor secundario.
Por una cabeza
Las cabezas del nuevo equipo comunicacional del Municipio habrían sido elegidas por César Mansilla, un experimentado empresario que combinaría su histórica profesión al frente de la consultora “Nueva Comunicación” con la propiedad de, supuestamente, varios medios en Pilar, la administración de su restaurante “Tinto y Soda”, la presidencia del ascendente Real Pilar Fútbol Club, su participación accionaria en el Hipódromo de Palermo y otros grandes negocios del juego. RPFC escala rápido en el fútbol profesional, como otros que cuentan con aire del mundo del juego y las finanzas.
Las apuestas y la política serían los grandes negocios de Mansilla, mientras que el marketing y el fútbol del ascenso le garantizarían vínculos y canales de facturación.
No está claro quién le sopló a Ghi el nombre del hombre que solo desde su consultora Nueva Comunicación habría cobrado de Morón en 2025 la friolera de 168 millones de pesos. Lo más probable, sostienen algunas voces, es que la carta de recomendación del “quinielero de lujo” le haya llegado desde el despacho del mandamás del MDF, el ministro de Gobierno “Carli” Bianco, cuyo jefe de Gabinete se llama Ramón Mansilla y es, nada menos, que el hijo de “El César”.
Mansilla es un peso pesado. No se pasea por los pasillos del desvencijado Palacio Comunal de Morón para discutir el manejo de las redes institucionales con Franco ni con ningún burócrata municipal. Tampoco toma coca en jarra junto a Basile, el secretario de Planificación Estratégica Guillermo Pascuero o el de Seguridad, el exdiputado del PRO Damián Cardoso. Estaría más atento, explican, a los ejercicios contables de 8 dígitos en moneda extranjera que circulan por las cuentas de sus empresas, del hipódromo, de su concesionaria HAPSA SA o del destino final de los fondos que manejó la sociedad offshore Val de Loire, hasta que los Panamá Pappers la expusieron y debió disolverse.
En el currículum de asistidos por Mansilla estarían, antes que Ghi, personajes de la política como el propio Mauricio Macri, Fernando De la Rúa y Francisco de Narvaez. El consultor asesoró a todos ellos y muchos más en sus campañas políticas. Entre sus principales aliados, socios y clientes del mundo del juego tuvo, relatan, a los players principales: el pionero del bingo Daniel Angelici, el flotante Cristóbal López o el ya retirado dueño de Boldt Antonio Tabanelli, entre otros.
“El César” habría puesto al frente de la Cuenta Morón a Fernando Doti, quien le habría señalado a Basile adónde poner pautas publicitarias y adónde no. Doti tendría carta blanca de Ghi y Franco para destinar millones y millones hacia los CBU de Mansilla, uno de los cuales es Nueva Comunicación, pero se suman muchos otros productores y medios que en 2025 lograron rápidamente ser incorporados en el registro de proveedores municipales.
Desde la planta baja del Municipio desmienten que el hachazo a la pauta publicitaria de decenas de medios locales y regionales sea para compensar la facturación de Mansilla y sus satélites. “La que se llevan los nuevos proveedores es diez o quince veces más que la que les cortaron a los medios locales”, asegura un empleado que ve pasar suministros de contrataciones de comunicación “como nunca vi en los 30 años que tengo en Morón”.
No queda claro cuál sería el beneficio de Ghi de la incorporación de Mansilla, Doti o Basile. Rédito comunicacional no parece tener, porque Morón estalla en escándalos públicos y la imagen del intendente y del Gobierno municipal no para de caer. Encima, Nueva Comunicación no sería la única consultora que asesora y factura en la comuna. La sospecha es que los beneficios no son cualitativos sino cuantitativos. Por lo pronto, desde la oposición ponen el ojo en los cambios patrimoniales del alcalde y su entorno.