domingo 28 de diciembre de 2025 - Edición Nº2580

Municipios | 24 dic.

Interior

Clarisa Armando, la candidata que derrotó en Villa Gesell a un intendente peronista respaldado por Kicillof


La reciente elección legislativa en Villa Gesell dejó uno de los datos políticos más relevantes de la costa bonaerense. Clarisa Armando, encabezando la lista opositora, logró imponerse al oficialismo peronista local, conducido por un intendente alineado con el gobernador Axel Kicillof y con respaldo explícito de la estructura provincial.

El resultado no solo quebró una inercia política de años, sino que expuso límites de gestión que la campaña supo capitalizar y que, semanas después, seguirían ordenando el escenario político local.

Seguridad y salud como ejes de ruptura

La campaña de Armando se estructuró sobre dos áreas sensibles para la vida cotidiana de los vecinos: la seguridad y la salud pública. El aumento de la inseguridad y un sistema sanitario municipal sobrecargado fueron presentados como síntomas de un problema más profundo: la falta de decisión política del Ejecutivo local.

El planteo fue consistente y repetido: Villa Gesell recauda cada vez más, pero los problemas estructurales no se resuelven. Esa lectura conectó con un malestar extendido y obligó al oficialismo a adoptar una posición defensiva durante gran parte de la campaña.

Liderazgo local y mensaje sin intermediarios

Armando no necesitó apoyarse en una campaña explícitamente libertaria ni replicar consignas nacionales de forma mecánica. Construyó su candidatura desde una identidad política propia, desarrollada a lo largo del tiempo, con un equipo estable y respaldo de sectores diversos de la comunidad.

La campaña se apoyó en esa trayectoria previa y en una coherencia entre discurso y práctica. Armando compartió y aplicó principios centrales del actual gobierno nacional —orden fiscal, control del gasto y eficiencia— desde sus emprendimientos privados, incluso con mayor consistencia que algunos referentes locales de La Libertad Avanza.

Esa autonomía le permitió ampliar su base electoral sin quedar encasillada en una etiqueta partidaria rígida y consolidarse como una figura local con proyección.

Articulación regional y contraste de gestión

Otro eje relevante fue la articulación política con Mar del Plata y el acompañamiento del intendente Guillermo Montenegro. El contraste fue implícito: mientras Villa Gesell mostraba dificultades crecientes en seguridad y servicios, otras ciudades de la región avanzaban con modelos de gestión más claros y previsibles.

Ganar con el aparato en contra

La elección adquirió relevancia provincial porque la oposición logró imponerse frente a un intendente en funciones, con estructura municipal y respaldo del gobierno bonaerense, un escenario poco frecuente en el mapa político actual.

Armando se convirtió así en una de las pocas dirigentes que logró derrotar al peronismo gobernante en su propio distrito, no desde la confrontación ideológica, sino desde la exposición sostenida de sus límites de gestión.

Lo que pasó después: el Concejo Deliberante

Tras la elección, la dinámica política se trasladó al Honorable Concejo Deliberante. En la sesión preparatoria, el bloque Somos acordó con el oficialismo y permitió la elección de Marilina Córdoba como presidenta del cuerpo, en una votación ajustada que dejó a Armando y a la concejal Rosana Lanz sin bloque propio y sin cargos clave en la estructura legislativa.

El acuerdo fue leído por amplios sectores como una maniobra defensiva del oficialismo para retener control institucional, pese al resultado electoral. Para Armando, el episodio confirmó una tesis central de su campaña: cuando el poder se siente amenazado, prioriza acuerdos de supervivencia antes que el mandato popular.

Una lectura hacia 2027

Lejos de debilitarla, lo ocurrido en el Concejo terminó reforzando el perfil político de Armando. La exclusión de espacios de poder legislativo fue interpretada por analistas locales como una señal de temor al crecimiento de una figura que no responde a las lógicas tradicionales del sistema político geselino.

En ese sentido, Villa Gesell comienza a ser observada como un caso testigo: una ciudad donde el oficialismo perdió en las urnas, pero intenta conservar influencia mediante acuerdos internos, mientras emerge una dirigente con capital electoral, autonomía política y proyección clara hacia 2027.

El mensaje que dejaron las urnas —y las reacciones posteriores— fue contundente: incluso en distritos históricamente alineados con el poder provincial, el liderazgo local, la coherencia y la presión social pueden alterar el equilibrio político.

 

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