Por: Fernando Alarcón
La elección del PJ, las autoridades del Senado y el veto parcial al presupuesto de la cámara de Diputados encendieron una nueva disputa entre el gobernador Axel Kicillof y sus laderos contra el kirchnerismo, el massismo y buena parte de la oposición.
Es que el mandatario provincial observó algunos artículos del proyecto de la cámara baja, medida que fue denunciada por los diputados como “inconstitucional”.
Por estas horas se estudia la posibilidad de enviar una misiva, otros hablan de una charla entre legisladores y el Ejecutivo para llegar a un acuerdo y que la sangre no llegue al río.
¿Pero quiere realmente el gobernador que la sangre no llegue al río? Algunos desconfían y ensayan una teoría en la cual se sostiene que el mandatario provincial, llevado por algunos de sus principales acompañantes en la batalla contra el kirchnerismo, busca tensar la relación a fuerza de “látigo y chequera”.
En tanto, desde la cámara de Diputados esbozan una réplica, que no es más ni menos que buscar el aval del cuerpo mediante la votación con los dos tercios de los diputados. Claro, en esa cuenta, no entran los siete legisladores que responden al mandamás bonaerense.
En la cuenta que sacan los diputados que no responden al gobernador, el triunfo en el recinto es más que holgado. Claro, nadie quiere perder nada de lo que se pactó en la madrugada del día en que se votó el endeudamiento y demás.
Los más tranquilos apuntan que entrar en una disputa de esa magnitud sería “romper todo”, porque si la cámara vota y rechaza el veto de Kicillof, inevitablemente habría dos bloques de Fuerza Patria, y por supuesto esta decisión llevaría a los senadores a tomar la misma medida. Entonces, esperan que el gobernador “entre en razones” y de marcha atrás con el veto al articulado.
Otros sostienen que “de igual manera, con los más de 20 mil millones de pesos que aún debe el gobernador a la cámara, que freeze lo que está freezando, sería lo mismo. En vez de una falange, mete una falange y media, es lo mismo. Ahora que se atenga a las consecuencias”, explicaron.
Así las cosas, el futuro de la unidad, dicen, está en manos del gobernador Axel Kicillof, y quedaría claro que esta vez, La Cámpora no fue la culpable de una tensa e indefectible ruptura del peronismo en la Legislatura bonaerense.