

Por: Claudio Gómez
A la vista están los resultados del radicalismo de la provincia de Buenos Aires en las elecciones legislativas del pasado 7 de septiembre.
En un menjunje difícil de digerir, los “boina blanca” bonaerenses buscaron armar un acuerdo con diferentes espacios que, con el diario del lunes, no dio resultado. Empero, fueron varios los dirigentes que habían anticipado el catastrófico desenlace.
Uno de los más cuestionados fue Miguel Fernández, uno de los presidentes que tiene el Comité de Contingencia de la Unión Cívica Radical provincial (el otro es Pablo Domenichini), quien en las últimas horas salió a remarcar que “la conducción del partido no fue clara” y que “tener un doble comando no funcionó”.
Pensando en las elecciones del 2027, Fernández señaló que “ninguna organización se puede conducir con doble comando. Luego de una discusión de qué es el radicalismo, para qué estamos, qué representamos, vamos a normalizar de una buena vez nuestro partido”.
Como se dijo, a Miguel Fernández le habían señalado en más de una oportunidad que el camino que había elegido no era el adecuado. Empero, el chacarero de Trenque Lauquen prefirió “morir con la suya” y enterrar así las ilusiones del radicalismo bonaerense.
Se sabe que el radicalismo, diezmado, no tuvo el resultado electoral que esperaba. Con un polémico cierre de frentes, la UCR bonaerense se refugió en Somos Buenos Aires bajo la decisión del ex intendente de Trenque Lauquen, Miguel Fernández, que ocupa una de las sillas presidenciales del Comité Provincia, cosechó 14 derrotas y 13 victorias.
En la Primera Sección, el Radicalismo quedó en cuarto lugar, detrás de la Izquierda. En la Tercera Sección, en quinto lugar, detrás incluso de la Izquierda y de Nuevos Aires”.
Los analistas correligionarios plantearon que ese dispar resultado, que es leído más como “una catastrófica derrota”, forma parte de la pelea que surgió entre Miguel Fernández y el senador nacional, otrora líder del Comité, Maximiliano Abad.
El congresal apuntó todos sus cañones a Mar del Plata, donde logró meter una concejal con la lista vecinalista, y dejó sin apoyo a Fernández, que quedó herido casi de muerte.
A Miguel Fernández le achacan haberse ido, después de cerrar las listas (perdedoras) a las playas del Algarve, en Portugal, donde lo está esperando su familia.
Ahora sostienen en las veredas del comité provincia que debe haber una renovación profunda de las autoridades que llevaron al radicalismo a esta situación a pesar de haber sido elegidos no hace ni un año.