lunes 8 de septiembre de 2025 - Edición Nº2469

Actualidad PN | 8 sept.

Por Marcos Cittadini

Crisis y desgobierno en el oficialismo mientras el peronismo festeja el triunfo


Por: Marcos Cittadini

Un análisis hecho pocas horas después de la aplastante victoria de la oposición en la provincia tiene siempre el defecto de ser construido sobre terreno caliente y quizás deba ser matizado en tiempos más fríos. Con esa salvedad, podríamos decir que las primeras reacciones luego de conocidos los resultados permiten ciertas consideraciones.

Un apotegma de los últimos años reza que la derecha no sabe perder y que el peronismo no sabe ganar. El discurso de Mauricio Macri posterior a las PASO de 2019 es ejemplo de lo primero. El proceso posterior a la victoria kirchnerista de 2011 y la desarticulación política del gobierno de Alberto Fernández son muestras de lo segundo. La noche de ayer confirmó lo primero pero quizás contradiga lo segundo.

Javier Milei rápidamente asumió en su discurso de anoche que el oficialismo debe hacer una autocrítica por la derrota pero inmediatamente después aseguró que no cambiará en nada el plan de ajuste para las mayorías y el dólar pisado como únicos modos de morigerar la inflación. El presidente parece asumir los errores en el armado -responsabilidad de Lule Menem y Karina Milei- pero no la incidencia de su proyecto de exclusión en el enorme traspié electoral. Y eso puede llevarlo a repetir los aciagos números en octubre. Para llegar a las elecciones nacionales faltan 48 días y 34 ruedas bursátiles. Parece difícil que con este resultado el sector financiero, gran ganador del proyecto Milei, se mantenga tranquilo. Las turbulencias estarán a la orden del día. ¿Tendrá Javier Milei capacidad de reacción y pragmatismo para revertir las expectativas negativas y las presiones devaluatorias? Todas las opciones parecen ser malas en términos económicos. El círculo vicioso de un mercado en estampida, un Congreso en contra, los gobernadores en pie de guerra y una oposición revitalizada promete una retroalimentación de la crisis bastante difícil de frenar.

Si la capacidad de gestión económica ha sido deficitaria e impulsó el desastre, la respuesta política tampoco parece llegar. En el gobierno de Milei no hay fusibles. Por diferentes motivos son responsables de esta derrota -o de algunos previas- Karina Milei, Martín y Lule Menem, Luis Caputo y Mario Lugones, entre otros. Ninguno de todos ellos está en riesgo en su cargo por estas horas y varios han sido ensalzados en el discurso presidencial. Lo que subyace es que si no hay fusibles que alivien de la derrota al presidente, será él quien deba cargar en soledad con ese peso. Las incógnitas están a la orden del día, como sucede con el rol del jefe de Gabinete. No está claro si Guillermo Francos será el gran ordenador, como le exigieron al presidente en una reunión que se llevó a cabo en la corporación América hace 10 días, o se terminará yendo del gobierno. Hoy, hasta el Gordo Dan se le anima. Lo que sí está claro es que la crisis es tan profunda que no se podrá distender con el desplazamiento de personajes menores como Martín Menem de la presidencia de la Cámara de Diputados. Un cambio de ministros en Economía o Salud parece cantado en el corto plazo. Si hace semanas se decía que eso sucedería en diciembre y en los últimos días se adelantó el recambio para, después de las elecciones de octubre, los plazos se han acortado muchísimo más.

Otro gran derrotado fue el PRO, que no pudo garantizar ni siquiera triunfos bastiones amarillos como los municipios de la primera sección electoral, o en la segunda y la cuarta. Pero Mauricio Macri hace rato que está jugando en Provincias unidas a través de dos representantes dilectos, Ignacio Torres y Juan Schiaretti. Por eso buena parte de la estructura del partido amarillo le cuidó los votos a Somos en la elección de ayer. El problema para ese armado es que a la idea de los gobernadores de ser la alternativa de poder a Milei si las cosas se complican, le surgió un primus inter pares: el gobernador bonaerense.

Axel Kicilloff es el gran ganador de la elección de ayer, reconstruyendo incluso el vínculo del peronismo con los sectores medios de la provincia, pero la unidad de tribus políticas internas que parecían irreconciliables fue fundamental también para el triunfo. El peronismo tendrá que demostrar que la segunda parte de la sentencia que encabeza este artículo es falsa, que esta vez sabrá moverse con inteligencia y generosidad en la victoria y que las disputas intestinas no harán naufragar las esperanzas de contar con un proyecto opuesto a la motosierra y la crueldad. Las primeras señales son positivas con un Kicilloff que les agradeció a Sergio Massa y a Cristina Kirchner, y hasta compartió un mensaje de la ex presidente en la celebración platense. La unidad fue generosa con todos y permitió ganar en municipios gobernados por camporistas, axelistas, masssistas y peronistas históricos pero el camino a octubre es largo, sinuoso y repleto de acechanzas.

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