jueves 21 de noviembre de 2024 - Edición Nº2178

Actualidad PN | 20 nov 2024

Juan Cruz Sanz

Javier Milei contra 349 clubes: La guerra que nadie pidió

Mientras el gobierno tuitea, el interior resiste: Radiografía del torneo más grande del mundo que el presidente ignora


Por: Juan Cruz Sanz

La disputa entre la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) y el gobierno nacional ha escalado a niveles que rozan lo absurdo, transformándose en un espectáculo que poco tiene que ver con el deporte y mucho con las vanidades personales. Lo que comenzó como un debate sobre la transformación de los clubes en Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) se ha convertido en una guerra de egos que amenaza con dañar seriamente al fútbol argentino.

Los números son contundentes: el Torneo Regional Amateur 2024 se ha convertido en el torneo más grande del mundo con 349 equipos participantes, un hito histórico que lo posiciona como la competencia más federal de la República Argentina, con representación en cada una de las provincias del país. Esta masiva participación involucra a más de 8,700 jugadores federados y moviliza cada fin de semana a más de 300,000 espectadores a lo largo y ancho del territorio nacional, desde Ushuaia hasta La Quiaca. Estos números, lejos de ser meras estadísticas, representan el verdadero corazón del fútbol argentino, ese que late más allá de los grandes centros urbanos y que observa con perplejidad esta disputa como si fuera una serie de Netflix, ajena a su realidad cotidiana.

En medio de esta controversia, la figura de Pablo Toviggino, Tesorero de AFA y Presidente del Consejo Federal, ha emergido como un actor fundamental en la defensa del modelo tradicional de los clubes. Su gestión ha sido crucial para mantener unidos a los 349 clubes del Regional Amateur, consolidando un frente común contra la implementación de las SAD. Toviggino, conocedor profundo de la realidad del interior del país, ha logrado articular una respuesta contundente desde las bases del fútbol argentino, demostrando que la unidad del fútbol federal no es una simple declaración de principios, sino una realidad tangible.

El presidente parece haber olvidado que el fútbol en Argentina trasciende cualquier ideología política. Su obstinación en atacar a la AFA y a su presidente, Claudio Tapia, revela una preocupante incapacidad para separar las diferencias políticas de la gestión deportiva. La decisión de utilizar las redes sociales como campo de batalla, lanzando críticas personales y amenazas veladas, no solo es impropia de su investidura sino que además resulta contraproducente para cualquier posibilidad de diálogo constructivo.

Para dimensionar el impacto real: el 82% de los clubes que participan en el Regional Amateur son asociaciones civiles sin fines de lucro con más de 50 años de historia. Estos clubes, en promedio, mantienen 12 disciplinas deportivas además del fútbol y brindan contención social a más de 1,500 niños y jóvenes cada uno. El 73% de estas instituciones sobrevive gracias a las cuotas sociales y los aportes de sus comunidades, con presupuestos que raramente superan los 15 millones de pesos mensuales.

La labor de Toviggino ha sido particularmente significativa en la articulación de una respuesta unificada desde el interior. Su capacidad para coordinar las voces de cientos de clubes y transformarlas en un mensaje coherente y firme ha desbaratado cualquier intento de dividir al fútbol federal. Sus intervenciones, respaldadas por datos concretos y experiencia en la gestión deportiva, han expuesto la desconexión del gobierno con la realidad del fútbol del interior.

La realidad del interior es categórica: según un relevamiento reciente, el 91% de los clubes del Regional Amateur se opone tajantemente a la implementación de las SAD. No por ideología, sino por supervivencia. Estos clubes generan un impacto social que ninguna sociedad anónima podría igualar: el 68% mantiene programas de alimentación para sus juveniles, el 77% ofrece apoyo escolar gratuito, y el 85% desarrolla programas de inclusión social en barrios vulnerables.

Lo más preocupante de esta situación es que mientras los protagonistas se enfrascan en una batalla de egos, los verdaderos problemas del fútbol argentino quedan sin resolver. La infraestructura deportiva, la formación de juveniles, la seguridad en los estadios y la sustentabilidad económica de los clubes son temas que requieren atención urgente y que han quedado relegados a un segundo plano.

En números concretos: el Regional Amateur moviliza una economía regional de aproximadamente 4,500 millones de pesos por temporada, genera más de 15,000 puestos de trabajo directos e indirectos, y representa para muchas economías locales un ingreso dominical vital. El 60% de estos clubes ha manifestado que una transición a SAD significaría su desaparición inmediata.

La gestión de Toviggino desde el Consejo Federal ha demostrado que es posible administrar el fútbol del interior de manera eficiente sin necesidad de convertir a los clubes en empresas. Su trabajo silencioso pero efectivo ha fortalecido las estructuras existentes y ha generado un consenso sin precedentes entre las instituciones del interior.

Esta disputa innecesaria solo consigue polarizar aún más a una sociedad ya dividida. El fútbol argentino merece un debate serio sobre su futuro, no un intercambio de acusaciones en redes sociales ni amenazas veladas desde el poder ejecutivo. La necedad presidencial de convertir cada desacuerdo en una batalla personal no solo daña su propia imagen, sino que además obstaculiza cualquier posibilidad de diálogo constructivo.

Gobernar implica la capacidad de construir consensos, no de acumular enemigos. El fútbol argentino, con sus defectos y virtudes, es un patrimonio cultural que trasciende las administraciones de turno. Los 349 clubes del Regional Amateur, más el resto del Federal A, Primera Nacional y divisiones metropolitanas no son meros espectadores de una serie de Netflix; son protagonistas de una realidad que el gobierno parece desconocer por completo, constituyendo el torneo más federal y más grande del mundo en su categoría.

La solución a este conflicto no vendrá de tuits incendiarios ni de amenazas veladas, sino de la capacidad de ambas partes para sentarse a dialogar con madurez y responsabilidad. Los números son claros y la posición del interior del país es contundente, respaldada por la gestión efectiva de Toviggino, Tapia y el Consejo Federal. Hasta que el presidente no comprenda esto, seguiremos siendo testigos de un espectáculo que daña tanto a la política como al deporte argentino, mientras mas de 700 clubes continúan sosteniendo el verdadero fútbol federal, ese que no hace ruido en Twitter pero que transforma la vida de miles de argentinos cada fin de semana en cada rincón del país.

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