Por: Claudio Gómez

Las elecciones internas en la Unión Cívica Radical para definir presidente del Comité provincia están siendo atravesadas por situaciones extrañas que lejos están de la banderas históricas que han representado el radicalismo.

Cerca de 80 mil afiliados en los 135 distritos de la provincia de Buenos Aires concurrieron a las urnas a elegir entre dos opciones, la Lista 23 con el ex alcalde de Trenque Lauquen Miguel Fernández a la cabeza y la Lista 15 encabezada por el delfín de Martín Lousteau, actual diputado y rector de la Universidad Guillermo Brown, Pablo Domenichini.

En los últimos días se vieron y se hicieron publicas situaciones complejas, catalogadas como “de otras épocas” con la presencia de barras bravas en la sede del Comité tomando como propio el espacio democrático, un audio donde el apoderado de la lista de Domenichini (Futuro Radical), Fernando Pérez (concejal de Quilmes), propone un fraude a un fiscal de la otra lista, ofreciéndole “un futuro venturoso”. “Un escándalo de proporciones” sostienen varios no solo de la provincia sino que de todo el país.

Explican que “claramente hay que asociar estos lamentables hechos con los tres referentes de la UCR apostados en CABA (Martín Lousteou, Emiliano Yacobitti y Facundo Manes) y hay que sumar al sempiterno intendente tandilense  Miguel Ángel Lunghi, quien impuso a su hijo al frente del Comité de esa ciudad, en un claro acto de nepotismo y está señalado por fuentes partidarias como ´cómplice´ del manejo ´patoteril y fraudulento´ de los dirigentes porteños”.

Dicen también que “cuesta creer que Lunghi, un dirigente histórico del radicalismo y seis veces elegido Intendente de la ciudad de Tandil, permanezca en silencio ante los hechos que son de público y notorio conocimiento”.

En la ciudad serrana, ya lo catalogan jocosamente “Bernardo”, comparándolo con aquel pintoresco personaje de El Zorro. Evita no solo los reportajes sino que también los pronunciamientos públicos.

Aseguran en off desde su entorno que reconoce que “esta situación se fue de las manos” y, a punto de estallar, elige el silencio cómplice antes de lanzar una frase que su círculo cercano le pide que exprese: “Esto ya superó un límite, reconozcamos la derrota…”. ¿Será el fin?