Ya no hay cuarteles en el peronismo de la provincia y la guerra desatada entre ministros, intendentes, legisladores y dirigentes se disputa sin tqpujos.

El ministro de Desarrollo Andrés Larroque fue uno de los primeros en desafuar no solo al líder de La Cámpora sino que nada más y nada menos que a la propia Cristina Fernández de Kirchner.

Enrolados en lo que algunos llaman el "kicillofismo", la batalla por el liderazgo del peronismo  bonaerense se juega en todos lados y sin miedo al "qué dirán".

Ayer por la mañana Máximo Kirchner convoco mediante un comunicado a elecciones en el PJ, partido que conduce. En ese marco, cosechó adhesiones y críticas.

El "Cuervo" desafió con Chicana que se enteró por Twitter siendo parte del Consejo Directivo. Respondió Mayra Mendoza y lo llamó "Hasta Flora".

Ahora el que también se sumo a la guerra dialectica y de territorio fue el ministro de Justicia de la PBA, Juan Martin Mena, que señaló que "cuando no hay elecciones porque no hay elecciones, cuando hay elecciones porque hay elecciones".

En esa línea, el funcionario bonaerense sostuvo que "cuando no habla, porque no habla y cuando habla porque no se calla". Claro, esto en referencia a la aparición de Máximo Kirchner.

Y se preguntó: "¿A qué se debe la obsesión que tienen con Máximo Kirchner?"

Molesto con los supuestos operadores en favor del gobernador y en contra del diputado nacional, Mena planteó que "es imposible construir un país mejor con estos niveles de odio. No se ocupen obsesivamente de algo que para ustedes no vale tanto".

Y cerró: "Argentina, para salir adelante, necesita un poco más de todos los sectores y menos demonización, estigma y ataque feroz a nuestro espacio político".