

Por: Diego Arce
Hace tres años, después del terrible asesinato de Fernando Báez Sosa, la ciudad de Villa Gesell dejó de ser la localidad que albergaba a la muchachada durante la época estival y se convirtió en un polo longevo.
El miedo de las familias de enviar a sus hijos a una ciudad donde faltó la seguridad tanto del gobierno de la provincia como la del municipio, está latente. Qué padre, qué madre dará permiso a su primogénito a que veranee en un sitio donde mataron a trompadas a un joven en pleno centro de la ciudad.
Si bien la causa solo gira entorno a los rugbiers, para la sociedad, la falta de control municipal está entre los primeros reclamos. Cuestionan a la municipalidad la falta de presencia de efectivos de control urbano y, muchos más, de la policía comunal.
Lejos quedó aquel paraíso adolescente, donde la “pibada” salía por primera vez de sus ciudades natales para, por un lado, conocer el mar, y por el otro, veranear con sus amigos.
En la comuna saben que fallaron la noche trágica del 18 de enero del 2020. Es cierto, luego de ese verano llegó la pandemia y todo lo previsto quedó sepultado por las restricciones. Pero el año pasado y el verano en curso, la merma juvenil es notoria. Tanto que preocupa a los principales operadores turísticos gesellinos.
Un trabajo etnográfico reciente reveló que entre los habitantes de esta localidad existe una representación generalizada que postula hoy a la ciudad de Villa Gesell como una ciudad sin jóvenes, una ciudad que “no está preparada” para la juventud.
Atrás quedaron las marcas récords de visitantes, que imprimían que en enero sólo una cuarta parte de los visitantes eran jóvenes de 16 a 30 años.
Con todo, ahora los que aprovechan la “movida” gesellina son los adultos mayores o familias que traen a sus hijos a conocer el mar, y que no quieren encontrarse con la marea humana que concurre a Mar del Plata.
Entonces, hoy, en vez de “tarjeteros” de boliches hay “volanteros” de recuerdos como la Virgen que cambia de color según el clima o algún caracol tuneado por un hippie local.
Nada de jóvenes ni boliches ruidosos, y si bien la exaltación juvenil contribuyó para que este desierto sucediera, las condiciones locales tampoco jugaron a favor de la otrora brillante Villa Gesell.