Realmente, el Kicillofismo como tal no existe. ¿Qué es el Kicillofismo? ¿Quiénes lo conforman? ¿Hay poder territorial? Por ahora solo hay buenas voluntades que ven al gobernador como uno de los posibles encargados de intentar destronar a Javier Mieli de la presidencia en el 2027.
Poniendo blanco sobre negro, los que hoy serían parte del kicillofismo son los del Clío y algunos más que se fueron sumando. Carlos Bianco, ministro de Gobierno, Agusto Costa, ministro de Producción, Javier Rodríguez, ministro de Agrarios, Cristian Girard, Arba, Juan Cuattromo, Banco Provincia, Nicolás Beltrán, Responsable de la Coordinación General Unidad Gobernador, Agustina Vila, Secretaria General de la gobernación, Mara Ruiz Malec, ex ministra de Trabajo, Augusto Simone, ex ministro de Infraestructura, Santiago Pérez Teruel, Asesor General de Gobierno y por supuesto, Jesica Rey, ministra de Comunicación y “sombra” del gobernador.
Estos son los nombres que hoy forman parte de la mesa chica y a veces ampliada que contiene al gobernador, aunque solo Bianco, Rey y Beltrán fueron los que se subieron al auto para la recorrida de la campaña allá por el 2017. El resto en sus aulas de la Universidad de José C. Paz u oficinas de empresas.
Este kicllofismo de gestión es más bien un grupo de gestión que de rosca política. La campaña del 2017 la llevó adelante Carlos “Cuto” Moreno con dos o tres dirigentes de su más absoluta confianza. Con el desconocimiento esperable y comprensible, Kicillof, Bianco y los demás integrantes del Clío aceptaron las estrategias del “Cuto” y comenzaron por el interior de la provincia por dos motivos, por un lado, para no generar controversias entre Verónica Magario y Martín Insaurralde. En esa época, se debía elegir el acompañante de fórmula de Kicillof. Después, cuando Lomas y La Matanza bajaron las armas, Moreno le propone a Kicillof comenzar a recorrer el conurbano por José C. Paz. Claro, ahí estaba Mario Ishii, el “cazatraidores”. Y por el otro, generar un oleaje del interior para las grandes urbes.
En cuanto al armado por afuera del Clío y los anexos, el gobernador Axel Kicillof solo cosecha buenas voluntades. Tres o cuatro intendentes que, según los analistas, varios de ellos no mueven el amperímetro de una elección.
Entre ellos aparecen Jorge Ferraresi, hoy considerado como el armador del gobernador. Empero, algunos aún le recriminan su cargo de vicepresidente del Instituto Patria y le muestran el refrán que dice que “no se puede estar de los dos lados del mostrador”.
El otro es Mario Secco, hasta hace unos meses más que ultra crisitnista. Ahora el intendente de Ensenada vanagloria al mandatario bonaerense aunque la semana pasada, después de un ¿tirón de orejas? de Pablo Zurro, jefe comunal de Pehuajó, volvió a señalar que CFK es su conductora y que Kicillof es un buen gobernador.
Aparecen en algunas fotos Fabián Cagliardi, intendente de Berisso, pero que solo actúa cuando Secco se lo permite, Julio Alak, cuando las directivas llegan desde un ministerio de la gobernación, y algún que otro alcalde del interior.
En las últimas horas “Carli” Bianco encabezó un encuentro de la Izquierda en La Plata. Ahí concretó un pacto con el frente popular Patria y Futuro, ex brazo del polémico espacio Quebracho.
Por supuesto, para un sector que apoya al gobernador no cayó para nada bien. “Estamos en un lío tremendo por culpa de Milei, en bardo interno tremendo y ¿venimos a sumar a Quebracho?” lanzó y se preguntó un armador kcillofista del 2017.
Otro tema que se analizó en el ¿kicillofismo? fue la declaración de Bianco en cuanto a las listas. Para quién o quiénes quiere lugares el ladero. ¿Para los funcionarios? ¿Para los intendentes que se transformen en kicillofistas? Todo por saberse.
Con todo, el kicillofismo como tal no existe. Solo existe asesores de Axel Kicillof con buenas voluntades que lo empujan a una candidatura. Sin embargo, el gobernador tiene como capital no solo su conocimiento sino que además una llegada a la gente que lo distancia del resto de los dirigentes.