El gobernador Axel Kicillof se reunió con todos los intendentes de Unión por la Patria durante los días previos al balotaje. El mensaje era claro: Massa Presidente para que su gestión, y de forma de catarata los municipios, reciban partidas presupuestarias para continuar con lo proyectado.
En todos los cónclaves Kicillof repitió una y otra vez que en esos 10 días “nos jugamos la vida” y los instaba a ir “casa por casa a llevar la boleta”. La pregunta es si eso ocurrió, y la respuesta es sí, pero no de la forma en que se esperaba.
Cuentan varios dirigentes que “los intendentes no jugaron al cien por ciento”. Sostienen que “cuando se trata de defender la quinta propia, los jefes comunales dejan la piel en cada calle, pero cuando se trata de ´otros´, hacen la plancha”.
Botón de muestra es la elección del 2021, donde en las PASO Juntos por el Cambio triunfó por una diferencia holgada pero en las generales, tras apretar clavijas los intendentes, levantaron el conteo de Kicillof y cayeron pero por solo unos puntos.
La paridad entre Sergio Massa y Javier Milei en la provincia es la muestra cabal de que no hubo una militancia extrema en los distritos y así, el aparato, era imposible moverlo. Es cierto también que con una inflación de más del 140 por ciento era difícil que el electorado eligiera al postulante que no pudo ponerle freno a tal flagelo.
En el massismo por lo bajo respiran reproches. Creen que los alcaldes se desentendieron del balotaje y confiaron en la mística peronista. Está claro que con la clásica marcha y los actos masivos ya no se gana una elección.
Kicillof, cuentan, no está conforme con la performance de los intendentes. Sostienen que no entiende por qué no se pudo llegar al número previsto y soñado de 60 a 40. Para el Frente Renovador está claro que en los distritos no se militó como ameritaba una elección de este calibre.
Así las cosas, y observando cómo quedó el mapa electoral en cuanto a los votos a Javier Milei, las especulaciones sobre los intendentes peronistas están a la orden del día.