Una elección más disputará el gobernador Axel Kicillof en la provincia de Buenos Aires y otra vez no pudo ingresar ningún representante en la Legislatura provincial que le responda directamente.
En el espectro político del Frente de Todos, hoy Unión por la Patria señalan que el mandamás provincial no tiene “ambiciones de poder” y “mucho menos de ser jefe”. Empero, otras voces del mismo espacio especulan que aunque lo intentara, chocaría no solo con el líder de La Cámpora sino que también con Sergio Massa.
En 2017, cuando comenzó su recorrida por la provincia con las intenciones de presentarse como candidato a gobernador, no se le cruzaba por la cabeza tener un “kicillofismo” que lo respaldara. Tanto es así que no eran más que los que los 5 que entraban en el famoso auto gris.
Ya con la candidatura consumada, tampoco impuso nombres de extrema confianza en las listas legislativas. Claro, la figura de súper estructura que impone Máximo Kirchner lo “apichonó” y corrió de eje por lo que la decisión final fue no confrontar.
Pero no solo debía lidiar Kicillof si ostentaba colar algún postulante legislativo contra el actual presidente del Partido Justicialista bonaerense, sino que además contra los intendentes.
Son los jefes comunales, principalmente los del conurbano, los que te hacen ganar o perder una elección. Botón de muestra fueron las PASO del 2021, donde no fueron al 100 por ciento y dejaron que Juntos se llevara una victoria importantísima en números.
Las generales fueron otra cosa. Y si bien volvieron a perder, ajustaron las clavijas para una “derrota digna”. La moneda de cambio fueron las cabezas de Carlos “Carli” Bianco, criticado por propios y extraños, y Agustín Simone, acusado de no ejecutar el cien por ciento de obras en momentos claves de la gestión. Esto muestra por qué cada jefe comunal logra imponer a sus dirigentes en las nóminas seccionales.
Como se dijo, Kicillof no tiene ambiciones de ser jefe legislativo. Solo trata de cuidar a “los suyos”, y tanto es así que le creó para su ex ayudante de cátedra la secretaría de Jefe de Asesores y a Simone el ministerio de Hábitat.
Por supuesto en la negociación de lugares en la legislatura aparece Sergio Massa, que, sabiendo que para pelear por todas las municipalidades se le torna casi imposible, deposita sus dirigentes en el parlamento provincial. En este palenque tampoco se puede recostar Kicillof.
Como se dijo, en este cierre de listas tampoco le dio el pinet al mandatario bonaerense. Y si bien es el que, en teoría, tiene los votos de Unión por la Patria en la PBA, no logra tener la lapicera para blindarse de poder en la Legislatura.
Tal vez como señalan en el PJ, “Axel solo cuida, elige y prioriza a los integrantes del Clío”. Y quizás le sea lo conveniente. Pero lo que queda claro, que a veces tener el poder a medias no hace más que consolidar a los dirigentes como un tenue político.